Por: Héctor Venegas
La coherencia y coordinación en la campaña es indiscutiblemente necesaria, en ella hay que buscar tener la mayor cantidad de aciertos y el menor número de errores al aplicar la estrategia general a lo digital.; aquí encontrarás algunos errores en los contenidos.
Oficial: Esta es la plataforma principal del candidato, por lo que cometer errores aquí pueden afectar seriamente la percepción pública y falta de conexión entre el candidato y el votante.
Ausencia de una narrativa clara con contenidos que desarrollen el storytelling, arquetipo, mensajes y propuestas con coherencia y pertinencia.
Desconocer al electorado al que se le está hablando. No segmentar bien a la audiencia y no entender que cada uno de los contenidos tienen un público definido.
No mantener una comunicación constante con los votantes, creer que con un par de publicaciones ya convenció a alguien a votar por él.
Falta de interacción y contenidos que llamen a la participación. No responder a preguntas o comentarios y ser unidireccional.
Soporte: Esta campaña es realizada desde plataformas de aliados y simpatizantes que cuentan con mayor libertad pues no es necesario que los contenidos sean "políticamente correctos".
Cuando no se entrena ni se da insumos a los simpatizantes, estos terminan generando contenidos que no suman o, pero aún, restan a la campaña oficial.
Falta de capacitación en activismo digital a los distintos grupos de apoyo, que debieran ser los primeros en interactuar.
Exceso de entusiasmo sin estrategia: Grupos que publican demasiado sin planificación y terminan confundiendo o saturando a la audiencia.
No identificar bien a los influenciadores: Apoyarse en personas sin credibilidad, con poca llegada al público objetivo e incluso con una reputación que puede ser contraproducente a la campaña.
Contención: Es la que se encarga de parar o mitigar a los atacantes o sus productos de ataques (aleatorios o articulados), que puedan generar una crisis.
No monitorear lo que se habla del candidato, partido o miembros en la lista, en consecuencia los contenidos para defenderse salen tarde y no responden pertinentemente a los ataques.
Responder siempre en primera persona y solo desde plataformas oficiales sumado a presentar contenidos con argumentos débiles en lugar de pruebas contundentes.
Gastar tiempo y energía en responder “desmentir” ataques sin estrategia y debatir constantemente o incluso victimizar ante el ojo público al "atacante", en vez de pensar cómo desacreditar la fuente.
No diferenciar entre contenidos promovidos por trolls o campañas articuladas de las críticas reales. Responder a ataques irrelevantes en lugar de entender que si hacen efecto es porque no se ha trabajado sobre las debilidades.
Contra: Esta campaña busca cuestionar a los adversarios, visibilizar sus defectos y aprovechar las debilidades del opositor o de su estructura.
El exceso de contenidos negativos sin objetivo genera en el público empatía hacia el adversario y le da la posibilidad de mostrarse como un héroe que lucha contra las adversidades.
Difundir información que a simple vista se nota falsa o sin fundamento desde una fuente vinculada con algún miembro del equipo y ser señalados por hacer campaña sucia.
No crear contenidos diferenciados, seguido de no medir el impacto y evaluar cuál de los ataques está funcionando y si realmente están generan rechazo.
Concentrar los productos de ataque solo en debilidades personales del adversario y dejar de lado el partido con el que va, su postura política, propuestas o a quienes son sus aliados.
Existen otros errores transversales, como depender solo del alcance orgánico, no invertir en pauta publicitaria, improvisar contenidos, entre muchos más.
No obstante, el mayor error y madre de todas las ocurrencias, es actuar sin estrategia, actuar sin un equipo profesional y especializado para “ahorrar unos centavos”.