La manipulación de la narrativa: ¿quién está detrás del video del CJNG?

 

Por: Helios Ruíz

En los últimos días, un video del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) ha causado gran revuelo. En él, un portavoz del grupo, armado y encapuchado, se presenta como defensor del pueblo, atacando a los medios de comunicación por difundir “mentiras” sobre su organización. Aparentemente, el cártel busca limpiar su imagen y desmentir las acusaciones en su contra, incluso asegurando que trabajan por y para la sociedad. Sin embargo, la manera en que se presenta este video genera muchas dudas sobre su autenticidad, pues no se parece en nada a lo que normalmente esperaríamos de un grupo criminal que, por lo general, se caracteriza por su violencia y clandestinidad, no por su oratoria.

En primer lugar, cabe preguntarse por qué un grupo criminal, tan conocido por su brutalidad, elegiría un medio tan público y tan poco habitual como un video para defender su reputación. Los cárteles de la droga, especialmente los más grandes como el CJNG, no suelen dedicarse a limpiar su imagen, mucho menos con un mensaje tan elaborado y con una figura oratoria tan pulida. El video no solo es raro en su forma, sino también en su contenido. El portavoz, que se expresa de manera fluida y razonada, parece estar más cerca de un político que de un miembro de una organización criminal. Este tipo de discurso, lleno de detalles sobre principios y valores, no es propio de los cárteles, cuya retórica se caracteriza más por el uso de la violencia y la intimidación.

Es importante destacar que la forma en que el supuesto cártel se defiende también responde a un contexto muy específico. En este caso, el CJNG está reaccionando a las denuncias de las madres buscadoras, un grupo de mujeres que han luchado incansablemente por encontrar a sus familiares desaparecidos. Estas mujeres, que han realizado un trabajo que el gobierno no ha logrado ni siquiera empezar a abordar, han hecho avances significativos en la identificación de fosas clandestinas y en la búsqueda de justicia. Frente a este panorama, parece que al supuesto cártel le resulta más conveniente, y tal vez más efectivo, descalificar a las víctimas y a las organizaciones civiles que están luchando por la verdad, que enfrentarse a las autoridades, según.

Sin embargo, lo que más llama la atención de este video es la pregunta que subyace a su contenido: ¿quién está detrás de él? Hay razones para sospechar que el video no es una producción genuina del CJNG. Las características del video, tanto en la forma como en el fondo, no coinciden con la manera tradicional en que estos grupos se comunican. Pareciera que el video es una especie de montaje creado por actores externos con un interés particular en frenar el discurso que las madres buscadoras han estado promoviendo sobre las desapariciones forzadas. Si el CJNG realmente estuviera preocupado por su imagen, habría actuado de manera diferente en el pasado, no en una coyuntura donde la atención está puesta sobre la impunidad en las desapariciones y la violencia sistemática.

Los cárteles de la droga, al igual que otros grupos de poder, saben que la percepción pública es clave para mantenerse en control. Por ello, no es difícil imaginar que algún grupo con intereses políticos o económicos podría estar utilizando la figura del CJNG para deslegitimar el trabajo de quienes están luchando por la justicia. ¿A quién le conviene que se descalifique el trabajo de las madres buscadoras, quienes, a pesar de la falta de recursos y apoyo institucional, han sido más efectivas que las propias autoridades? La respuesta, aunque incómoda, parece ser que a muchos no les interesa que se sigan exponiendo estos casos.

El problema de fondo, sin embargo, no es solo quién está detrás de este video, sino cómo los políticos, los medios de comunicación y las instituciones deben reaccionar ante esta situación. Los gobernantes y las autoridades deben ser conscientes de que este tipo de mensajes no solo buscan manipular la opinión pública, sino que también intentan desvirtuar la labor de quienes, en medio de una crisis de derechos humanos, siguen buscando respuestas. Es esencial que los políticos se mantengan firmes en su compromiso con la verdad y no caigan en la tentación de usar discursos ambiguos o vacíos que solo perpetúan la impunidad.

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