Venezuela
Nicolás Maduro será investido hoy como presidente de Venezuela en medio de fuertes críticas y un ambiente de tensión nacional e internacional. A pesar de las exigencias de diversos sectores para que presente las actas electorales que respalden su triunfo en los comicios del pasado 28 de julio, el mandatario no ha ofrecido las pruebas solicitadas. Este acto de toma de posesión, que carece del respaldo de líderes de peso en la región y el mundo, estará marcado por la sensación generalizada de un fraude electoral.
El entorno del chavismo también refleja un ambiente de aislamiento y paranoia. En los días previos, el Gobierno ha intensificado las medidas de seguridad, militarizando amplias zonas del país y cerrando fronteras terrestres. La situación en las calles de Caracas se ha tornado crítica, con detenciones de opositores y activistas que han despertado alarmas sobre el respeto a los derechos humanos.
La atención, sin embargo, ha girado hacia Edmundo González Urrutia, el principal candidato opositor, quien asegura tener en su poder actas que demuestran una victoria contundente en los 23 estados del país. Estas actas han sido verificadas por organismos internacionales como el Centro Carter y la OEA, consolidando su posición como un serio desafío al liderazgo de Maduro. González ha anunciado su intención de regresar a Venezuela y reclamar la presidencia, una declaración que ha generado expectativas e incertidumbre en igual medida.
En los últimos días, el Gobierno de Maduro ha intensificado su respuesta contra figuras críticas. Activistas, periodistas y familiares de González han sido detenidos en operativos que han causado indignación dentro y fuera del país. Entre los detenidos se encuentra Carlos Correa, defensor de la libertad de expresión, cuyo paradero sigue siendo desconocido. También Enrique Márquez, otro candidato opositor, ha sido arrestado tras exigir transparencia en los resultados electorales.
Por su parte, Edmundo González ha permanecido en República Dominicana en la antesala de los eventos de hoy, rodeado de un operativo de seguridad que refleja la gravedad del momento. Su entorno especula que podría realizar una toma de posesión simbólica en territorio venezolano o incluso buscar refugio en una embajada tras su entrada al país. A sus 75 años, González parece dispuesto a asumir los riesgos asociados con su desafió al chavismo.
El acto de investidura contará con la presencia de pocos delegados internacionales. Brasil, México y Colombia, que intentaron mediar en la crisis poselectoral sin éxito, han enviado a sus embajadores, mientras que Rusia y China estarán representados por funcionarios de menor rango. En contraste, las calles de Caracas han sido escenario de enfrentamientos entre seguidores de Maduro y opositores, quienes responden al llamado de María Corina Machado a manifestarse contra la investidura.
Machado, líder destacada de la oposición, reapareció públicamente en el distrito financiero de Chacao, donde convocó a sus seguidores a perder el miedo y movilizarse. Su discurso fue interrumpido por un operativo policial que inicialmente parecía culminar en su detención, un evento que generó una ola de reacciones internacionales. Sin embargo, el Gobierno negó su arresto y afirmó que Machado busca posicionarse como una mártir de la oposición.
La juramentación de Maduro transcurre en un contexto de alta incertidumbre. Donald Trump, presidente electo de Estados Unidos, se pronunció en defensa de González y Machado, exigiendo su seguridad. Mientras tanto, la tensión en Venezuela sigue escalando, y el desenlace de este día histórico para el país permanece incierto.
Fuente: El País