Científicos rechazan proyecto eólico cerca del Observatorio Paranal por riesgo a cielos prístinos

 

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Científicos chilenos han expresado su preocupación por el impacto negativo que podría tener la construcción de un megaproyecto de energía eólica de AES Andes en la región de Antofagasta, particularmente en el Observatorio Paranal, uno de los más importantes del mundo en el campo de la astronomía. En una carta publicada en varios medios, destacados científicos como las Premio Nacional María Teresa Ruiz y José Masa, junto a Sergio Lavanderos, rechazaron la iniciativa por los posibles efectos adversos que provocaría, entre ellos, la contaminación lumínica incompatible con las observaciones de los telescopios allí ubicados.

Según los expertos, la construcción del proyecto podría generar daños irreparables en las instalaciones del observatorio y en la calidad del cielo nocturno. La contaminación lumínica, las partículas suspendidas durante la construcción y la operación, y las alteraciones atmosféricas causadas por los aerogeneradores pondrían en riesgo la precisión de los telescopios, como el Very Large Telescope y el Extremely Large Telescope. Estos instrumentos son esenciales para investigar los orígenes y la evolución del universo, así como la posibilidad de vida en planetas fuera de nuestro sistema solar.

Además, los científicos resaltaron que Chile, al ser un referente mundial en astronomía, podría perder la confianza internacional si no se respeta el compromiso con la preservación de sus cielos, que han sido protegidos por su baja contaminación lumínica, escasa nubosidad y baja humedad. El desierto de Atacama, donde se encuentran estos observatorios, es considerado uno de los mejores lugares del planeta para la observación astronómica.

En otro ámbito, la construcción del Telescopio Extremadamente Grande (ELT), uno de los proyectos más ambiciosos en el campo de la astronomía, avanza con la instalación de un espejo primario que será 1.5 veces la altura de la Puerta de Brandenburgo en Berlín. Con un avance del 60%, este proyecto, que costará 1,450 millones de euros, realizará sus primeras observaciones científicas a finales de 2028. El ELT, ubicado en el cerro Armazones, se espera sea el telescopio óptico-infrarrojo más grande del mundo, con un espejo segmentado de 39.3 metros compuesto por 798 piezas, y será clave para descubrir detalles sobre las primeras galaxias, estrellas y posibles signos de vida en otros sistemas planetarios.

Los científicos coinciden en que, para avanzar en la lucha contra el cambio climático, es crucial encontrar un equilibrio entre el desarrollo de energías renovables y la conservación de los recursos astronómicos del país, que representan un legado invaluable para la ciencia.

Fuente: La Jornada

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