Sombras del Poder: Cómo la Triada Oscura de la Personalidad comienza a gobernar el mundo

 

Por Miguel Ángel Ordóñez, Estratega y Consultor Político.

En el complejo mundo de la política, los líderes emergen como figuras carismáticas capaces de influir en masas, tomar decisiones críticas y moldear el curso de las naciones. Sin embargo, detrás de este carisma y poder, algunos líderes políticos presentan características psicológicas que, si bien pueden contribuir a su ascenso, también pueden poner en riesgo las instituciones y la estabilidad social. En este contexto, en los últimos años el concepto de la Triada Oscura de la Personalidad ha ganado relevancia en el análisis político y psicológico.

La Triada Oscura engloba tres rasgos: narcisismo, maquiavelismo y psicopatía. Estas características, cuando se manifiestan en figuras públicas, no solo afectan sus decisiones individuales, sino que también impactan las dinámicas de poder, la confianza ciudadana y las estrategias políticas. Este artículo explora cómo estos rasgos influyen en la política y cómo pueden ser identificados y combatidos.

Definición de la Triada Oscura

El concepto de la Triada Oscura fue introducido por los psicólogos Delroy Paulhus y Kevin Williams en 2002, describiendo tres rasgos interrelacionados pero distintos:

1. Narcisismo:

Se caracteriza por un sentido exagerado de autoimportancia, una necesidad constante de admiración y una falta de empatía. Son fácilmente reconocibles por su ego elevado.

Los narcisistas suelen buscar el poder como una forma de validación personal, usando su carisma para atraer seguidores y obtener reconocimiento. 

2. Maquiavelismo:

Este rasgo describe una disposición a manipular y explotar a otros para alcanzar objetivos personales.

Inspirado por las enseñanzas de Nicolás Maquiavelo, los individuos con este rasgo suelen ser calculadores, cínicos y pragmáticos, priorizando el resultado por encima de la moralidad.

3. Psicopatía:

Incluye comportamientos impulsivos, búsqueda de emociones fuertes y falta de remordimientos.

En el ámbito político, los psicópatas pueden ser líderes que operan con una aparente calma bajo presión, pero carecen de empatía por los efectos de sus decisiones.

Manifestación de la Triada Oscura en la Política

La política es un terreno fértil para los individuos con rasgos de la Triada Oscura debido a la naturaleza competitiva y de alta exposición del entorno. Estas personalidades suelen sobresalir en contextos donde el poder y la influencia son la moneda de cambio. A continuación, se describe cómo cada rasgo se manifiesta en la arena política:

Narcisismo: El brillo de los reflectores

“El narcisismo es como una máscara: detrás de una apariencia de confianza y grandeza, a menudo hay inseguridades profundas y una necesidad desesperada de validación.”

— Jean Twenge, psicóloga e investigadora sobre narcisismo.

Los políticos narcisistas tienden a ser altamente carismáticos, utilizando su capacidad para cautivar audiencias y movilizar seguidores. Sin embargo, su necesidad de admiración puede llevarlos a tomar decisiones basadas en su propio beneficio en lugar de las necesidades de la población. Por ejemplo, líderes con este rasgo regularmente se distinguen por hacer lo siguiente:

Priorizan proyectos que les garanticen atención mediática.

Ignoran críticas o advertencias, asumiendo que su juicio es infalible.

Dificultan el trabajo en equipo debido a su incapacidad para compartir el protagonismo.

Un caso notorio de narcisismo en la política es Donald Trump, quien ha sido ampliamente analizado por su constante necesidad de reconocimiento y su tendencia a desacreditar a quienes lo critican, utilizando el poder como una extensión de su ego.

Maquiavelismo: La política como ajedrez

“El fin justifica los medios.”

— Nicolás Maquiavelo, en El Príncipe.

El maquiavelismo se expresa en la habilidad de manipular el entorno político y a las personas para conseguir objetivos estratégicos. Los políticos con este rasgo suelen:

Implementar tácticas como la desinformación y la división para      consolidar poder.

Forjar alianzas temporales y desechables para alcanzar metas inmediatas.

Mantener una visión cínica del electorado, tratándolo como un medio para lograr sus fines.

Richard Nixon es un ejemplo de este rasgo. Su implicación en el escándalo de Watergate reveló una disposición a emplear métodos manipulativos y poco éticos para asegurar su permanencia en el poder.

Psicopatía: La insensibilidad en la toma de decisiones

“Los psicópatas no siempre son violentos; son expertos en manipulación y control, y a menudo se ven atraídos por posiciones de poder.”

— Robert D. Hare, psicólogo y creador de la lista de evaluación de psicopatía (PCL-R).

Los líderes con rasgos psicopáticos sobresalen en situaciones de alta presión debido a su calma aparente y su habilidad para tomar decisiones sin ser afectados por las emociones. Sin embargo, esta falta de empatía puede derivar en decisiones que ignoran las consecuencias humanas. Los psicópatas políticos:

Actúan de manera impulsiva cuando enfrentan crisis.

Pueden gobernar a través del miedo y la intimidación.

No sienten remordimientos por acciones perjudiciales hacia sus rivales o incluso hacia su población.

Idi Amin, dictador de Uganda, ejemplifica este rasgo al liderar con un estilo autoritario y violento que priorizaba su propia consolidación en el poder sobre el bienestar de la nación. Sus excesos están plenamente documentados, al igual que los recién descubiertos en Siria con la caída de Bashar al Assad, quien también presenta una combinación de estos rasgos.

Impacto de la Triada Oscura en las Democracias

Los líderes con estos rasgos pueden ser efectivos a corto plazo, especialmente en contextos de crisis, donde su carisma o su enfoque estratégico son percibidos como soluciones. Sin embargo, a largo plazo, sus características tienden a socavar la confianza en las instituciones democráticas. Algunos efectos comunes incluyen:

1. Polarización social:

La tendencia de los líderes de la Triada Oscura a dividir a la sociedad se traduce en enfrentamientos entre grupos.

Ejemplo: Utilización del discurso “nosotros contra ellos” para ganar apoyo y deslegitimar a opositores.

2. Concentración de poder:

Buscan eliminar los controles y contrapesos que limitan su autoridad.

Esto puede derivar en gobiernos autoritarios donde el poder no está sujeto a supervisión efectiva.

3. Erosión de valores democráticos:

La manipulación de la información y la falta de transparencia pueden debilitar la confianza ciudadana en las instituciones.

Estrategias para Combatir a la Triada Oscura

Si bien estas personalidades pueden ser altamente influyentes, es posible contrarrestar su impacto mediante estrategias específicas. El documento “Manual Semiótico de Ataque” de mi autoría, sugiere varios enfoques:

1. Desestabilización emocional:

Apuntar a su ego y exponer sus contradicciones públicas puede hacer que cometan errores.

Ejemplo: En un debate, destacar promesas incumplidas o inconsistencias en sus acciones.

2. Reforzar la narrativa de contraste:

Crear una narrativa donde el adversario sea percibido como una amenaza para los valores y el bienestar social.

Enfocar la campaña en la empatía y la resolución de problemas, diferenciándose de su enfoque de manipulación.

3. Construcción de alianzas sólidas:

La división que promueven estos líderes puede ser contrarrestada con coaliciones amplias basadas en intereses comunes.

4. Promoción de la transparencia:

Exponer tácticas maquiavélicas o psicopáticas mediante investigaciones y un enfoque ético puede disminuir su credibilidad.

Conclusión

La Triada Oscura de la Personalidad ofrece un marco poderoso para entender el comportamiento de ciertos líderes políticos y el impacto que tienen en sus sociedades. Si bien sus características pueden contribuir a su ascenso, también representan un riesgo significativo para las democracias y el bienestar social. Por ello, es crucial que ciudadanos, analistas y opositores sean capaces de identificar estos rasgos y diseñar estrategias que protejan los valores democráticos. Al final, el poder no debe ser un reflejo de las sombras, sino una herramienta para el bien común.

Miguel Ángel Ordóñez Rayón es politólogo por la UNAM, especialista en planeación estratégica y organización de campañas políticas, máster en comunicación política y manejo de imagen por la Universidad Camilo José Cela, de Madrid, España y primer mexicano graduado como experto en psicología política por esa misma Universidad. Ha sido estratega de exitosas campañas políticas y gubernamentales en diversos países de América Latina.


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