La presentación del colectivo musical Mugre Sur durante el primer día del Quitofest desató una polémica que trascendió de las redes sociales al ámbito político. En su espectáculo, el grupo simbolizó el ahorcamiento de una figura de cartón representando al presidente Daniel Noboa, lo que generó un intenso debate sobre los límites de la expresión artística y el uso de fondos públicos en eventos culturales.
El concejal Michael Aulestia solicitó al Concejo Metropolitano que convoque al secretario de Cultura, Jorge Alexander Cisneros, para que explique los criterios de organización del Quitofest y el manejo de los recursos públicos destinados al festival como parte de las Fiestas de Quito. Aulestia calificó el acto como “grotesco y aberrante” y mencionó posibles delitos, aunque no especificó cuáles.
El tema será abordado en la sesión del Concejo Metropolitano prevista para el 10 de diciembre de 2024. Paralelamente, el concejal Wilson Merino exigió la renuncia de Cisneros, señalando que el funcionario no estuvo a la altura de su cargo. “Es nuestra responsabilidad defender la cultura de la paz y rechazar todas las formas de violencia”, afirmó Merino, apelando al alcalde Pabel Muñoz para que tome medidas.
Por su parte, el Ministerio de Cultura emitió un comunicado expresando su preocupación ante cualquier forma de incitación a la violencia y subrayó que “eventos como el Quitofest deben ser espacios para la unión y no para fomentar el odio”.
Mugre Sur, colectivo artístico fundado en Chillogallo en el año 2000, es conocido por su estilo crudo de hip-hop y rap, acompañado de performances teatrales que frecuentemente incluyen lenguaje de señas. Con tres álbumes en su trayectoria, el grupo ha sido reconocido en distintos espacios culturales promovidos por el Municipio. Recientemente, se presentaron en el Teatro México el 29 de octubre tras ser seleccionados mediante una convocatoria pública organizada por la Fundación Teatro Nacional Sucre.
El debate sobre su participación en el Quitofest reaviva discusiones sobre la relación entre arte, política y financiamiento público en Ecuador.
Fuente: Primicias