Estados Unidos
El próximo 5 de noviembre, Estados Unidos celebrará una de las elecciones presidenciales más reñidas y trascendentales de su historia reciente. Los candidatos Kamala Harris, por el Partido Demócrata, y Donald Trump, por el Partido Republicano, compiten en una contienda que mantiene a ambos en un empate técnico, según las últimas encuestas. Este enfrentamiento electoral no solo determinará el rumbo de la política interna de EE.UU., sino que tendrá profundas implicaciones para la relación bilateral con México, especialmente en temas como migración, comercio y seguridad, según el reporte de Integralia del 18 de octubre de 2024.
En el contexto de la elección, Harris ha expresado que su administración exigirá a México mayores garantías para la inversión, así como un fortalecimiento de las disposiciones ambientales y laborales en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC). Por su parte, Trump plantea una "renegociación" del acuerdo, lo cual podría generar tensiones en el ámbito comercial, al tiempo que su política económica proteccionista y el uso de aranceles como medida de presión generarían mayor incertidumbre para las exportaciones mexicanas. Cualquiera de estos enfoques augura un escenario complejo para la economía y el comercio binacional.
Además de la presidencia, el control del Congreso será un factor decisivo. Se disputarán los 435 escaños de la Cámara de Representantes y un tercio de los del Senado. En el Senado, los republicanos parecen tener ventaja, mientras que la Cámara Baja se perfila como un terreno de disputa que podría definirse en distritos suburbanos claves. La configuración del Congreso resultante será determinante para implementar la agenda del próximo presidente o presidenta, ya que los republicanos priorizan temas como recortes de impuestos y seguridad fronteriza, mientras que los demócratas buscarían avanzar en derechos sociales y políticas contra el cambio climático.
Por otra parte, la elección será decidida en varios estados bisagra y en particular en el llamado "Rust Belt" (Michigan, Pennsylvania y Wisconsin), regiones con una fuerte base de trabajadores industriales que han oscilado entre el apoyo a demócratas y republicanos en las elecciones pasadas. En estas zonas, la clase trabajadora y la clase media baja, tradicionalmente demócratas, han migrado hacia el Partido Republicano, que ha sabido capitalizar su descontento. Asimismo, sectores como el voto femenino y el voto joven podrían inclinar la balanza a favor de Harris, mientras que el fenómeno del "voto oculto" podría jugar nuevamente un papel en favor de Trump.
La relación bilateral entre México y Estados Unidos también se verá afectada tras las elecciones. El reporte de Integralia destaca que ambos partidos han adoptado posturas más rígidas hacia México, no solo en temas de migración, sino también respecto al crecimiento de la influencia de China en la región, lo cual podría traer fricciones comerciales si el gobierno de Claudia Sheinbaum no encuentra un equilibrio en su política exterior.
En cuanto al tema de seguridad, el tráfico de fentanilo y el crimen organizado seguirán como prioridades para Estados Unidos, lo que requerirá de una cooperación continua y, a la vez, podría tensar aún más la relación. Integralia advierte que, a medida que el gobierno estadounidense pierde tolerancia ante ciertos incumplimientos del TMEC, temas como el uso de maíz transgénico y la política energética mexicana podrían complicarse en la revisión del tratado en 2026.
Finalmente, en caso de que Trump pierda la elección, se anticipa un posible conflicto postelectoral. Las probabilidades de que Trump rechace los resultados, como en 2020, podrían llevar a episodios de violencia y a una situación de alta conflictividad social, lo que tendría repercusiones también en el ámbito internacional y, de manera especial, en su relación con México, uno de sus socios más cercanos.
Fuente: Integralia, Reporte Especial del 18 de octubre de 2024.