La Cumbre Iberoamericana comenzó en la ciudad colonial de Cuenca con la confirmación de menos de una decena de líderes de Estado y de Gobierno de los 22 países invitados. Este encuentro, que se prolongará hasta el viernes, busca promover iniciativas privadas y políticas públicas orientadas a abordar los desafíos políticos, económicos y ambientales que enfrentan los países iberoamericanos.
Entre los dignatarios presentes se encuentran el rey Felipe VI de España y los presidentes de Paraguay, Santiago Peña; de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa; y de Ecuador, Daniel Noboa, quien lidera la cumbre en calidad de anfitrión.
Bajo el lema “Innovación, inclusión y sostenibilidad”, la cumbre representa un desafío importante para Noboa, quien enfrenta una crisis energética sin precedentes debido a la sequía histórica que azota al país, así como una creciente violencia ligada al crimen organizado y al narcotráfico. La participación de pocos mandatarios ha sido interpretada por algunos analistas como un reflejo de la falta de interés y la tensión regional, según el excanciller ecuatoriano Francisco Carrión.
Destacan entre los ausentes la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, cuya relación diplomática con Ecuador se ha tensado tras el incidente en abril en el que la embajada mexicana en Quito fue atacada en un intento de captura del exvicepresidente Jorge Glas, quien se encontraba asilado. Tampoco se confirma la asistencia del presidente colombiano Gustavo Petro, quien recientemente canceló su viaje a la COP29 en Azerbaiyán debido a las inundaciones que afectan a su país.
Otro posible ausente es el presidente argentino, Javier Milei, sobre quien se especula que viajará a Estados Unidos para reunirse con el presidente electo Donald Trump, cuyas políticas de inmigración y comercio han generado preocupación en la región.
Este encuentro iberoamericano también estará influido por la reelección de Nicolás Maduro en Venezuela, las políticas migratorias de Estados Unidos y los efectos devastadores del cambio climático, que han generado desastres en varios países de la región, incluyendo recientes inundaciones en España.
Ecuador, liderado por Noboa, buscará liderar los debates con miras a una reelección presidencial en febrero, mientras enfrenta un complejo panorama nacional e internacional.
La reunión de Cuenca compite con otros eventos internacionales de alto perfil, como el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en Perú y la próxima cumbre del G20 en Brasil, cuya preparación ha llevado al presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva a declinar su participación en Ecuador. Este contexto ha sido calificado como un exceso de “cumbritis”, un término acuñado por el investigador Carlos Malamud del Real Instituto Elcano.
Paralelamente, sectores indígenas y sindicales han convocado una "contra cumbre" o “Cumbre de los Pueblos” que incluirá protestas en diferentes puntos del país, en especial durante la sesión de jefes de Estado el viernes.
A pesar de las adversidades, el gobierno ecuatoriano ha garantizado que se encuentra preparado para asegurar la logística y la seguridad del evento, incluyendo medidas especiales para prevenir cortes eléctricos en Cuenca. La canciller Gabriela Sommerfeld destacó la importancia de esta cumbre para fortalecer la cooperación iberoamericana y avanzar en proyectos conjuntos.
Entre los principales objetivos de la cumbre se encuentra la adopción de medidas para el desarrollo sostenible y la implementación de estrategias de combate contra el crimen organizado transnacional, un reto prioritario para Ecuador, que ha visto crecer su tasa de homicidios en los últimos años y enfrenta el impacto del narcotráfico en su territorio.
Fuente: France 24