Las sufragantes mexicanas: una historia de derechos humanos

 

Por Augusto Hernández

El 17 de octubre de 1953, México fue testigo de un evento histórico: la promulgación del derecho al voto de las mujeres. Esta fecha, inscrita en la memoria colectiva, marcó el inicio de una nueva era en la vida política y social del país. Sin embargo, el camino hacia la igualdad de derechos no ha sido lineal ni sencillo, y aún queda mucho por hacer para garantizar que las mujeres mexicanas puedan ejercer plenamente sus derechos humanos y políticos.

A 71 años de este logro fundamental, México se encuentra en un momento de profunda transformación, donde por primera vez una mujer ocupa la Presidencia de la República. Este hecho simboliza un avance significativo en la lucha por la equidad de género, pero también invita a una reflexión crítica sobre el largo y arduo trayecto que han recorrido las mujeres en el país, así como los desafíos que aún persisten. Este artículo revisa el proceso histórico que llevó al reconocimiento del voto femenino, resalta a las mujeres pioneras que abrieron camino en la vida pública de México, y hace un llamado urgente a la defensa de los derechos humanos y de las mujeres, particularmente en una sociedad aún marcada por la violencia de género y la inequidad.

 1. El contexto histórico del sufragio femenino en México

La historia de la lucha por el sufragio femenino en México está intrínsecamente vinculada a los movimientos sociales que surgieron a principios del siglo XX. Aunque el país vivió un proceso revolucionario entre 1910 y 1920, los derechos de las mujeres no fueron una prioridad en la agenda política de aquellos años. Durante la Revolución Mexicana, muchas mujeres participaron activamente como soldaderas, enfermeras, propagandistas y líderes en sus comunidades, pero sus demandas de igualdad de derechos políticos no fueron plenamente reconocidas.

El primer gran avance hacia la conquista del sufragio femenino se produjo en 1917, cuando Hermila Galindo, una de las pioneras del feminismo en México, defendió ante el Congreso Constituyente la necesidad de otorgar a las mujeres el derecho al voto. Su propuesta, aunque avanzada y valiente para su tiempo, fue rechazada bajo el argumento de que las mujeres no estaban lo suficientemente preparadas para participar en la vida política del país.

Fue en las décadas siguientes cuando el movimiento feminista cobró mayor fuerza. A través de organizaciones como el Frente Único Pro Derechos de la Mujer, fundado en 1935, las mujeres comenzaron a organizarse de manera más estructurada, abogando por derechos laborales, educativos y políticos. En 1947, se dio un paso intermedio al reconocer el derecho de las mujeres a votar en elecciones municipales, pero no fue hasta 1953, bajo la presidencia de Adolfo Ruiz Cortines, cuando se reconoció plenamente el derecho al voto femenino a nivel federal.

 2. El sufragio femenino: una victoria tardía

El derecho al voto para las mujeres mexicanas fue un logro crucial, pero la verdadera implementación de este derecho llegó varios años después. En las elecciones de 1955, las mujeres mexicanas ejercieron por primera vez su derecho a votar y ser votadas. Aunque el reconocimiento legal llegó en 1953, fueron necesarios años de movilización y presión social para que el sufragio femenino se convirtiera en una realidad tangible.

Este desfase entre el reconocimiento y la práctica del derecho al voto es un reflejo de las profundas resistencias sociales y políticas que existían en la época. La participación política de las mujeres no solo era vista con desdén, sino que se consideraba una amenaza para el statu quo tradicional, donde el papel de la mujer estaba confinado al ámbito doméstico. Las primeras candidatas a cargos públicos enfrentaron múltiples obstáculos, desde la desconfianza del electorado hasta la falta de apoyo de sus propios partidos políticos.

A pesar de estos desafíos, figuras como María Lavalle Urbina y Griselda Álvarez comenzaron a abrirse paso en la vida pública, sentando las bases para la participación política de las mujeres en las décadas siguientes. La elección de Álvarez como la primera gobernadora de un estado (Colima, en 1979) fue un hito importante, pero el número de mujeres en puestos de poder siguió siendo limitado durante buena parte del siglo XX.

 3. Las pioneras en la vida política y pública de México

A lo largo de la historia de México, diversas mujeres han sido referentes en la lucha por los derechos políticos y sociales. Hermila Galindo, una de las primeras defensoras del feminismo en México, no solo abogó por el sufragio femenino, sino también por la educación sexual y la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Otro nombre fundamental es el de Elvia Carrillo Puerto, una política y activista yucateca que promovió los derechos reproductivos de las mujeres y luchó incansablemente por su participación política.

Por su parte, Rosario Castellanos, aunque más conocida por su obra literaria, fue una ferviente defensora de los derechos de las mujeres y una voz crítica frente a la cultura machista predominante en México. Su obra, tanto en el ámbito académico como en el literario, ayudó a visibilizar las luchas cotidianas de las mujeres mexicanas, en especial de aquellas que pertenecían a grupos indígenas y campesinos, sectores históricamente marginados.

Más recientemente, mujeres como Rosario Ibarra de Piedra, fundadora del Comité Eureka en los años setenta, y Clara Jusidman, activista y defensora de los derechos humanos, han sido clave en la lucha por la justicia y la igualdad. Estas mujeres no solo han participado activamente en la vida política del país, sino que han hecho visibles las causas sociales que afectan de manera desproporcionada a las mujeres mexicanas.

 4. El avance de las mujeres en la política mexicana: el camino hacia una presidencia femenina

La elección de una mujer presidenta en México, después de 71 años de la obtención del sufragio femenino, marca un avance histórico y simbólico. Sin embargo, también es un recordatorio de la lentitud con la que se han dado algunos de estos cambios. Aunque hoy en día las mujeres ocupan más espacios de poder en la política mexicana, la lucha por la equidad de género no está, ni mucho menos, resuelta.

A nivel legislativo, se ha avanzado significativamente con la implementación de leyes de paridad de género, que garantizan que el 50% de los cargos públicos sean ocupados por mujeres. No obstante, la participación política de las mujeres sigue enfrentando numerosos retos, entre ellos, la violencia política de género. En los últimos años, han aumentado las denuncias de acoso, violencia y amenazas dirigidas hacia mujeres que buscan o ejercen cargos públicos, lo que refleja la resistencia de ciertos sectores ante el avance de las mujeres en la política.

Además, la situación de violencia de género en México es alarmante. El país enfrenta una crisis de feminicidios que sigue siendo una de las mayores amenazas para los derechos de las mujeres. La erradicación de esta violencia debe ser una prioridad en la agenda política, no solo de las mujeres, sino de toda la sociedad mexicana.

 5. Los desafíos actuales y el llamado a la defensa de los derechos humanos

A pesar de los logros alcanzados, las mujeres en México siguen enfrentando múltiples formas de discriminación y violencia. El derecho al voto fue solo uno de los muchos derechos que las mujeres han tenido que luchar para obtener. Hoy en día, la defensa de los derechos humanos de las mujeres va mucho más allá del ámbito electoral.

La violencia de género, la desigualdad salarial, el acceso limitado a servicios de salud reproductiva y la falta de oportunidades educativas y laborales para mujeres de sectores marginados son solo algunos de los problemas que persisten. En este contexto, es fundamental que las políticas públicas se enfoquen no solo en la paridad de género, sino también en la creación de condiciones que permitan a las mujeres vivir libres de violencia y con igualdad de oportunidades.

El 71 aniversario del sufragio femenino en México es una oportunidad para celebrar los logros alcanzados, pero también para recordar que la lucha por los derechos de las mujeres no ha terminado. La elección de una mujer presidenta en México es un paso importante, pero la verdadera igualdad solo se logrará cuando todas las mujeres, independientemente de su origen étnico, clase social o lugar de residencia, puedan ejercer plenamente sus derechos humanos.

Reflexionemos

La historia de las sufragantes mexicanas es una historia de resistencia y perseverancia. Desde los primeros movimientos feministas hasta la elección de una mujer presidenta, las mujeres han sido protagonistas de una lucha incansable por la igualdad de derechos en México. A 71 años del reconocimiento del derecho al voto femenino, es momento de hacer un llamado a la acción, no solo para garantizar la participación política de las mujeres, sino también para defender sus derechos humanos en todos los ámbitos de la vida.

El camino hacia la igualdad de género ha sido largo y lleno de obstáculos, pero las mujeres mexicanas han demostrado, una y otra vez, que están dispuestas a seguir luchando por un país más justo y equitativo. El reto ahora es que todos, como sociedad, nos unamos a esta lucha para que, en los próximos años, no solo celebremos los logros pasados, sino también los avances hacia una verdadera equidad de género.


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