La campaña de contraste que está llevando Donald Trump rumbo a las elecciones de 2024 es un claro ejemplo de cómo manejar una estrategia política para movilizar a la base electoral. El contraste, en este contexto, se refiere a resaltar las diferencias entre él y sus rivales, con la intención de posicionarse como la mejor opción ante el electorado. Este enfoque no es nuevo, pero Trump lo lleva a otro nivel con su estilo confrontativo y directo, algo que ha sido su sello desde su primera campaña en 2016.
Trump está utilizando varios frentes para construir este contraste:
1. Crítica a la administración de Biden para afectar a Kamala Harris: Trump ha centrado gran parte de su discurso en atacar lo que él considera los fracasos de la administración actual. Aquí, usa temas clave como la economía, la inmigración, y la política exterior para pintar un panorama oscuro y caótico, sugiriendo que su retorno al poder es la solución a estos problemas.
Kamala Harris, como vicepresidenta de Estados Unidos, está estrechamente asociada con la administración de Joe Biden. Las críticas que Trump dirige hacia Biden inevitablemente alcanzan a Harris, ya que es parte integral de esa administración. Esto genera un efecto de desgaste, donde cualquier percepción negativa sobre la gestión de Biden puede transferirse a Harris, afectando su credibilidad y su capacidad para presentarse como una opción renovadora dentro del Partido Demócrata.
2. Auto-victimización y retórica de persecución: Algo muy característico de Trump es su habilidad para posicionarse como la víctima de un sistema corrupto. Con los múltiples casos legales en su contra, ha aprovechado para construir una narrativa donde él es el héroe que lucha contra las élites añadiendo el atentado en el que salió solo con heridas y regalándonos una fotografía increíble en el marco de la comunicación política que retrata que buscan destruirlo y su lucha en contra de sus detractores y cúpulas de poder. Esto resuena mucho con su base, que ve en él a un outsider (No perteneciente a las élites) que pelea contra un “estado profundo” (deep state).
3. Estrategia mediática: A pesar de haber estado vetado de algunas plataformas por algún tiempo, Trump siguió siendo un maestro en captar la atención mediática. Usa las redes sociales para generar conversación digital y en conjunto con sus eventos públicos generan titulares y dominan el ciclo de noticias. Además, no se detiene en utilizar ataques personales, apodos y críticas duras en contra de su oponente Kamala Harris. Teniendo una tendencia palpable de una comunicación disruptiva y en muchas ocasiones cayendo en lo irreverente.
4. Comparación con su primer mandato: Trump también está haciendo un esfuerzo por recordar a los votantes cómo era el país bajo su mandato en comparación con la situación actual. Este tipo de nostalgia política es poderosa, especialmente cuando se enfrenta a un electorado que podría estar decepcionado o cansado de la situación actual.
Esta campaña de contraste es una mezcla de reafirmar su identidad política, deslegitimar a sus oponentes, y movilizar a sus seguidores con un mensaje claro de "nosotros contra ellos". Para sus partidarios, Trump representa la última línea de defensa contra lo que perciben como una amenaza existencial para su forma de vida.
Donald Trump está apostando a que la polarización extrema y la estrategia de contrastes lo mantendrán en el ojo y competitivo rumbo a las elecciones de este año 2024, especialmente en un entorno donde la lealtad partidista y la identidad política juegan un rol crucial en la movilización del voto.
Redes:
Instagram: chris.olalde
X: chris_olalde