Estados Unidos
Desde que Kamala Harris se lanzó a la carrera presidencial hace 25 días, el sector energético se ha visto envuelto en un mar de incertidumbre respecto a sus políticas. ¿Es la firme defensora del cambio climático y la reducción de la contaminación que fue como Fiscal General de California, o la pragmática vicepresidenta de la administración Biden que supervisó un récord histórico en la producción y exportación de petróleo en EE.UU.?
En sus recientes discursos, Harris ha mencionado la palabra “clima” en siete ocasiones, pero ha evitado términos como “energía”, “fracking” y “petróleo”. Esta estrategia parece diseñada para no alienar a ninguna de las dos facciones principales. Según varios asesores, su enfoque en temas energéticos se considera una "ambigüedad estratégica".
El objetivo de esta táctica es atraer a los votantes en estados clave como Michigan, Pensilvania y Wisconsin, donde muchas personas dependen de las industrias extractivas y energéticas, y a menudo respaldan las políticas republicanas que favorecen la producción de combustibles fósiles.
El rival republicano de Harris, Donald Trump, ya ha dado su opinión. En una entrevista con Elon Musk, Trump tildó a Harris de “radical de izquierda” y cuestionó la urgencia del cambio climático. En respuesta, Harris ha usado en sus discursos la frase: “Tiene la intención de rendirse en nuestra lucha contra la crisis climática”, en referencia a Trump.
La tardía entrada de Harris en la carrera presidencial le ha dejado poco tiempo para afinar sus políticas. Ante preguntas sobre propuestas concretas, un funcionario de la campaña comentó: “Apenas estamos comenzando a lanzar nuestra campaña”.
La campaña de Harris ha evitado proporcionar detalles específicos sobre sus políticas energéticas y su alineación con declaraciones previas. Sin embargo, sugieren que es probable que continúe con las políticas de la administración Biden en lugar de adherirse a sus posturas anteriores en California o en su primera campaña presidencial de 2019.
Biden ha sido firme en su lucha contra las grandes petroleras, aunque su administración ha mantenido la producción de combustibles fósiles a niveles récord. A diferencia de Europa, Biden no ha impuesto un impuesto extraordinario sobre las ganancias de las empresas energéticas tras la invasión de Ucrania por Rusia en 2022.
Como vicepresidenta, Harris apoyó la histórica Ley de Reducción de la Inflación (IRA), que incluye subsidios significativos para la energía limpia. Harris y Biden han promovido la expansión de la energía eólica marina y otras energías renovables, en contraste con Trump, quien ha criticado las tecnologías limpias y apoyado la industria de combustibles fósiles.
Uno de los temas en los que Harris ha cambiado de postura es el fracking en tierras federales. Mientras que en 2019 apoyó su prohibición y se oponía a nuevos proyectos de infraestructura de combustibles fósiles, la campaña actual de Harris ha indicado que no apoyará una prohibición total del fracking, a pesar de los intentos fallidos de Biden de imponerla.
Durante su tiempo como senadora y candidata en 2019, Harris respaldó un “Nuevo Trato Verde” para promover la energía renovable. En su papel como Fiscal General de California, logró acuerdos millonarios con grandes petroleras por violaciones ambientales.
Stephen Brown, consultor energético, mencionó que durante su tiempo en el Senado, Harris no mantuvo una relación cercana con la industria del petróleo y gas, dejando su postura actual en el aire.
En Pensilvania, un estado crucial para Harris, los sindicatos han mostrado apoyo, aunque la claridad en las políticas energéticas de Harris sería útil para asegurar su voto. El estado, que es el segundo mayor productor de gas natural del país, podría beneficiarse de la demanda europea de gas natural licuado (GNL). La campaña de Harris no ha aclarado si levantará la moratoria de Biden sobre nuevos permisos de exportación de GNL.
La Asociación de Fabricantes de Combustibles y Petroquímicos ha lanzado una campaña publicitaria en estados disputados advirtiendo sobre los riesgos de los mandatos de vehículos eléctricos, manteniendo la presión sobre Harris para que aclare sus políticas.
Hasta que Harris se pronuncie de manera más específica, la industria del petróleo y gas continuará interpretando su ambigüedad como una señal de continuidad con sus políticas anteriores.
Fuente: Forbes