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Stanley Kubrick dedicó casi cincuenta años de su vida al cine, comenzando con su primer cortometraje en 1951 y terminando con su última película en 1999. Su obra maestra, "Senderos de gloria" (1957), lo introdujo en el Olimpo cinematográfico. A lo largo de su carrera, Kubrick, quien comenzó como fotógrafo en la revista Look, hizo todo lo posible para evitar la mediocridad en sus obras, buscando siempre que perduraran y no cayeran en el olvido.
En cada uno de sus proyectos, Kubrick se centraba en encontrar la historia adecuada. Algunas le llegaron rápidamente, como "La naranja mecánica" (1971), quizás la más icónica de su carrera junto a "El resplandor" (1980) o "2001: Una odisea en el espacio" (1968). Otras historias, sin embargo, llegaron con más lentitud o fueron lamentablemente abandonadas.
Kubrick, con su dominio técnico y audiovisual, ha dejado una marca indeleble en la historia del cine con trece obras maestras. Películas como "Espartaco" (1960), "Lolita" (1962), "¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú" (1964), "Barry Lyndon" (1975), "La chaqueta metálica" (1987) y "Eyes Wide Shut" (1999) han sido aclamadas por la crítica y el público.
Cuando Kubrick fue consultado sobre cuáles eran las grandes obras maestras del cine, respondió con humildad. En una entrevista para la revista estadounidense Cinema hace más de sesenta años, Kubrick seleccionó diez películas que no formaban parte de su filmografía. Su favorita fue "Los inútiles" (1953) de Federico Fellini, una película que le valió al director italiano el León de Plata en el Festival de Venecia.
Junto a "Los inútiles", Kubrick destacó otros nueve filmes imprescindibles: "Fresas salvajes" (1957) de Ingmar Bergman, "Ciudadano Kane" (1941) de Orson Welles, "El tesoro de Sierra Madre" (1948) de John Huston, "Luces de la ciudad" (1931) de Charlie Chaplin, "Enrique V" (1944) de Laurence Olivier, "La noche" (1961) de Michelangelo Antonioni, "Detective a la fuerza" (1940) de Edward F. Cline, "Roxie Hart" (1942) de William A. Wellman y "Los ángeles del infierno" (1930) de Howard Hughes.
Poco después de su fallecimiento, su hija Katharina confirmó que Kubrick seguía admirando estas películas, aunque había añadido algunas más a su lista de favoritos. Estas incluían "Trenes rigurosamente vigilados" (1966) de Jirí Menzel, "Un hombre lobo americano en Londres" (1981) de John Landis, "¡Al fuego, bomberos!" (1967) de Milos Forman y "Metropolis" (1927) de Fritz Lang.
Entre las joyas del cine que Kubrick admiraba se encuentra también "El espíritu de la colmena" (1973) de Víctor Erice, una película española que se ha consolidado como un clásico. Además, Kubrick se mostró seguidor del trabajo de directores como Max Ophuls, Elia Kazan, François Truffaut, Francis Ford Coppola y Andrei Tarkovsky. Esta vasta y diversa lista de películas favoritas refleja la profunda apreciación y respeto de Kubrick por el arte del cine.
Fuente: El Debate