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En una muestra contundente de rechazo al plan de ajuste liderado por el presidente ultraderechista Javier Milei, la Confederación General del Trabajo (CGT) y las dos Centrales de Trabajadores Argentinos (CTA) convocaron a un paro general que paralizó ayer toda actividad económica y social en el país.
El transporte público se detuvo, dejando sin funcionamiento trenes y metro, mientras cientos de vuelos fueron cancelados. Los bancos no abrieron y varios sectores se sumaron a la protesta, generando un silencio abrumador en las calles, solo interrumpido por algunas líneas de microbuses vacíos.
Las amenazas del gobierno de descontar el día a los trabajadores de la gestión pública fueron ignoradas, especialmente ante los recientes aumentos y las tarifas de servicios esenciales inasequibles. La solidaridad se expresó en las calles, con miles de personas y familias enteras unidas en el reclamo.
Además, el gobierno sufrió otro revés con la suspensión del debate en el Senado sobre la Ley de Bases, criticada por flexibilizar condiciones laborales en favor de los empleadores y otorgar poderes amplios al gobierno para privatizar empresas públicas, junto con modificaciones constitucionales preocupantes.
Enrique Rositto, de la CTA, destacó que la protesta es contra un modelo económico excluyente que está sumiendo a la mayoría de la población en una situación cada vez más precaria desde la asunción de Milei.
Los líderes sindicales subrayaron la necesidad de que el gobierno reconsidere sus políticas de ajuste, que están llevando a extremos a los trabajadores, y advirtieron que continuarán con el plan de lucha si persiste en el recorte.
El paro se extendió por todo el país, con protestas contra la Ley de Bases en varias ciudades, y una notable ausencia de actividad en los puertos clave para las exportaciones agroindustriales.
Esta es la segunda gran protesta, después de la movilización del 24 de marzo, y se suma a las manifestaciones estudiantiles y las protestas diarias de diversos sectores de la sociedad.
La respuesta del gobierno fue criticada por su falta de contundencia, mientras que los mercados financieros reflejaron un clima de pesimismo debido a la incertidumbre sobre la disputa con las empresas de energía y la situación política en el Senado.
Los sindicatos reiteraron que el ajuste está afectando principalmente a los sectores más vulnerables, y señalaron que la resistencia continuará mientras el gobierno insista en políticas que profundizan la pobreza y comprometen la soberanía del país.
Fuente: La Jornada
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