Ecuador
Rafael Correa (Guayaquil, 60 años) afirma, convencido, que quienes se oponen al correísmo asesinaron al candidato Fernando Villavicencio el 9 de agosto pasado. Lo hicieron, dice, como parte de una estrategia para impedir que Movimiento Revolución Ciudadana ganara los comicios en la primera vuelta celebrada el 20 de agosto. No titubea, como cuando identifica cuál es la Coca-Cola regular y la sin azúcar que una asistente le hace llegar durante la entrevista. Villavicencio “les servía más muerto que vivo”, afirma.
El expresidente ecuatoriano recibe a EL PAÍS en una sala del Museo Internacional del Barroco, donde se realizó el último foro del Grupo de Puebla, el espacio que reúne a representantes de la izquierda política latinoamericana. La segunda certeza que tiene Correa es que, a pesar de la preferencia que muestra en las encuestas el candidato Daniel Noboa —rival de su candidata, Luisa González—, Revolución Ciudadana tiene “todas las condiciones para ganar” en la segunda vuelta del 15 de octubre, aún cuando el anticorreísmo utilizará, dice, “todos los recursos para impedir esa victoria”.
Pregunta. Tras las elecciones municipales y los resultados obtenidos en las generales, ¿cuál es la situación electoral de su partido?
Respuesta. Tenemos todas las condiciones para ganar, ellos lo saben, y van a utilizar todos los recursos para impedir esa victoria popular. Ustedes lo vieron en la primera vuelta. Íbamos a ganar. Teníamos de 42 a 44%. El que nos seguía tenía 19% y lo sabían. Asesinaron a un candidato que estaba en cuarto o quinto lugar, acérrimo rival nuestro, pero que les servía más muerto que vivo. Nos culparon de ese asesinato, nos bajaron nueve puntos y ganamos la primera vuelta, pero con 33%. No ganamos en la primera para que en la segunda todos se unan contra nosotros. Pese a todo aquello creo que tenemos las oportunidades para vencer, pero tenemos que estar muy atentos porque van a utilizar todos los recursos para impedir esa victoria.
P. ¿Qué cree que pasó con el asesinato de Fernando Villavicencio?
R. Capturaron ya a los autores materiales, debió estar resuelto este caso. Algo traman, ¿por qué se demoran tanto? Tenemos información de que es el Gobierno que está infiltrado por el crimen organizado, con ese crimen organizado. La pregunta: ¿por qué lo matan 11 días antes de las elecciones? Para también impedir nuestra victoria electoral.
P. ¿Cómo afectó eso a la campaña?
R. Trastornó todo el ambiente electoral. Nunca se había visto algo así, con todo respeto, eso creíamos que ocurría en Colombia en la época de Pablo Escobar, en los noventa en México con el problema de la droga, pero nunca ocurrió en el país. Usted vea a los candidatos con chalecos antibalas, a los periodistas con chalecos antibalas. Ha sido un ambiente de terror. Muy difícil en ese ambiente de terror tener elecciones normales, porque la gente tiene un sentimiento tan fuerte, que le impide reflexionar, más bien son reacciones instintivas de defensa.
P. ¿Ecuador está ante un resurgir del correísmo?
R. No quiero ser antipático. Nunca me ha gustado la palabra correísmo, pero ya crearon esa categoría política o sociopolítica. Nunca nos lograron aplastar, siempre fuimos la primera fuerza. ¿Por qué cree que no me dejan regresar? Si no tuviéramos fuerzas, en buena hora, que me permitan regresar. Que me derroten en las urnas y que me sepulten políticamente. Saben que los arrasamos. A nosotros nos robaron el partido político, con la traición de [el expresidente] Lenin Moreno. Pese a esa traición, pese a que hemos tenido seis años de un discurso único que dice que somos corruptos, narcotraficantes, que todo estaba quebrado, tratando de convencer a la gente que cuando estábamos bien, estábamos mal. Yo dejé al país como el segundo más seguro de América Latina, ¿sabes lo que dijeron? Es que pactamos con las mafias. Si pactamos con las mafias, debimos ser los primeros exportadores de cocaína en Europa y no éramos nada. Ahora es que somos los primeros exportadores de cocaína en Europa.
P. Las encuestas sitúan a Luisa González por debajo de Noboa. ¿Confía en que ganarán las elecciones?
R. Dígame qué encuestas. Nosotros hacemos tracking diario de 1.000 casos y estamos en empate técnico y con tendencias a subir y los otros a bajar. Sabemos que hay voto oculto. Tengo la firme convicción de que estamos arriba y no solo eso, vamos a terminar arriba, que es lo más importante.
P. ¿Le sorprendió que Noboa ganase un lugar en la segunda vuelta?
R. No me sorprende el apoyo que tiene. Es el apoyo de todos los poderes fácticos, desde la prensa, todo se unen contra nosotros.
P. ¿Puede ser Noboa la opción que una al anticorreísmo?
R. Hay un grupo de personas que está dispuesta a votar por cualquier cosa menos por nosotros. Ese grupo cada vez es más minoritario, pero sigue el bombardeo de la prensa. Por eso también está nuestra capacidad, por supuesto con cancha inclinada, de mostrar las mentiras que dicen. Luchamos contra una campaña de infamias gigantesca; más que apoyo a Noboa es el anticorreísmo inoculado todos estos años.
P. ¿Qué consejos le da a la candidata para lo que resta de campaña?
R. Ella es la que guía la campaña, yo no tengo que darle consejos. Sabe muy bien lo que tiene que hacer.
P. González ha dicho en distintas entrevistas que usted sería el principal asesor en caso de gobernar…
R. Para gobernar, no en las elecciones. Y para gobernar tampoco necesita mis consejos, pero con la experiencia de uno algo se puede aportar.
P. En el caso hipotético que Luisa González salga presidenta, ¿cuál sería su peso dentro de ese Gobierno?
R. Luisa ha tenido la generosidad de decir que yo sería su principal asesor, sé la responsabilidad que tengo en mis hombros. Si en algo puedo ayudar ahí estaré.
P. González también se ha puesto firme en cuanto a su posición respecto al aborto. ¿Es progresista rechazar la despenalización del aborto por violación, como hizo la candidata?
R. Eso es lo que no entiendo. Ahora ser progresista, el checklist, el aborto, el matrimonio gay, ¿desde cuándo? Nuestra principal prioridad y cómo nació la izquierda es por la construcción socioeconómica. Todavía no resolvemos esas graves contradicciones socioeconómicas, y nos enfocamos en estos aspectos. Alguien dirá que los derechos no se negocian, bueno, hay que definir qué son derechos y qué no. Ese es uno de los problemas de la izquierda, que está compuesta por muchos grupos identitarios: feminismo, LGBTI, animalistas, ecologistas, indigenistas que apuntan a agendas máximas, pero que no son los principales problemas de la mayoría. Eso a nivel político. A nivel moral yo también soy un objetor del aborto, pero eso no me hace no progresista. ¿Si Pinochet estaba a favor del aborto era progresista? ¿Si el Che Guevara estaba en contra del aborto no era progresista? Definamos lo que significa el progresismo. Yo se lo defino: buscar la justicia socioeconómica.
P. ¿Alcanzan los 18 meses que gobernará el nuevo Gobierno para los retos que tiene Ecuador?
R. No, de ninguna manera. Porque el reto es salir del subdesarrollo y eso toma décadas. Íbamos en ese camino, nos traicionaron y no he visto, desmiéntame si estoy siendo impreciso, destrucción tan rápida y tan profunda de un país en época de paz. No ha existido. Vamos a tener mejoras rápidas, pero no es que vamos a solucionar todo. Al menos ya no seguiremos retrocediendo.
P. ¿Convocaría una Asamblea Constituyente para declarar inválido el referéndum de 2018 que impidió su reelección?
R. Usted revise el referéndum. Ilegal por los ocho costados. ¿Cómo van a callar tremenda monstruosidad jurídica? Eso se les va a derrumbar algún día y si no se derrumba, bueno, yo no es que aspiro nada para mí. En todo caso, ¿por qué lo de la Asamblea Constituyente? Con todo ese Estado tomado por esta gente muy probablemente a nuestro Gobierno, no lo van a dejar gobernar. No lo vamos a permitir y si es necesario haremos una Asamblea Constituyente para gobernar con nuestro pueblo.
P. Si pierde, ¿cuál es su plan para las elecciones de 2025?
R. Si todavía queda país, ganarles [se ríe animado].
Fuente: El País