Argentina
A menos de dos semanas para las elecciones generales, la economía argentina ha comenzado a estallar. La primera explosión ha sido cambiaria: por cada dólar pedían este martes 1.010 pesos en las calles de Buenos Aires; el lunes se podía comprar por 945; el viernes, por 870. El mercado informal donde se llevan a cabo estas operaciones es residual, pero los argentinos lo consideran un termómetro de la salud de su economía. Aunque están acostumbrados a que suba la fiebre en momentos de mucha incertidumbre, como en vísperas de elecciones, la frontera de los 1.000 pesos cruzada este martes advierte de una enfermedad grave que les remite a las peores crisis de su historia.
La tensión cambiaria de esta semana tiene una característica inédita: el candidato favorito en las encuestas, el ultra Javier Milei, la ha acentuado al recomendar a la población que se deshaga de los pesos que tenga porque no valen “ni excremento”. “Hoy más que nunca, no ahorres en pesos”, reiteró el candidato de Milei a la alcaldía de Buenos Aires, el youtuber financiero Ramiro Marra. Sus declaraciones han sido tachadas de irresponsables por políticos, economistas e incluso empresarios. La banca privada ha salido en bloque a pedir responsabilidad a los candidatos presidenciales y a exigir que eviten “hacer declaraciones infundadas que generen incertidumbre en la gente y volatilidad sobre las variables financieras”.
Los principales rivales de Milei en la carrera electoral, el ministro de Economía, Sergio Massa, y la conservadora Patricia Bullrich, lo han acusado de incendiar el país para ganar votos. Sin embargo, la corrida cambiaria los coloca en posiciones opuestas. Massa es consciente de que la depreciación de la moneda argentina deja en evidencia la extrema fragilidad de una economía inundada de pesos que nadie quiere. Segundo en los sondeos, sabe que necesita recuperar el control cuanto antes si quiere mantenerse en carrera hacia la Casa Rosada. Bullrich, por el contrario, cree que el súbito deterioro económico le ofrece la posibilidad de atacar a sus dos rivales a la vez para recuperar apoyos perdidos y competir en segunda vuelta el 19 de noviembre. Esta tendrá lugar si ninguno de los candidatos gana el 22 de octubre con el 45% de los votos o con más del 40% y diez puntos de distancia del siguiente.
“La Argentina está en una situación de extrema fragilidad”, advierte la economista Elisabet Bacigalupo, responsable del equipo macroeconómico de la consultora Abeceb. “El mar de fondo son las condiciones de debilidad de la economía argentina, a la que se suman declaraciones de un candidato que puede ser presidente, diciendo que conviene dolarizarse y que el ahorro en pesos es equivalente al excremento. Eso potencia la incertidumbre y la disparada de los dólares alternativos”, agrega Bacigalupo.
“La gente no quiere tener pesos, huye de los pesos y eso es un fuerte daño a la economía por el hecho de cómo pega en la inflación”, señala Salvador Vitelli, de la consultora Romano Group. Este jueves, se conocerá el dato del IPC de septiembre, pero ya se habrá quedado viejo. Muchos comercios dejaron de vender en las últimas horas por falta de precios, mientras que otros se preparaban para aumentarlos.
“Lo veíamos venir”
El próximo presidente recibirá un país al borde del abismo, con una inflación desbocada, una abultada deuda externa en dólares, déficit fiscal y las reservas del banco central en rojo. “Frente a quien profundiza la crisis como ministro de Economía [por Massa], y frente a quien asusta a los argentinos [por Milei], estamos dispuestos a tomar las riendas del país en el punto en el que lo dejen”, dijo Bullrich este martes en rueda de prensa. La candidata canceló sus actos de campaña para presentarse ante los medios junto al economista Carlos Melconián, quien será el titular del Palacio de Hacienda si la postulante de Juntos por el Cambio llega al poder. “Lo veíamos venir. Lo único que hace Massa es ahondar la crisis. Especuló que esto iba a pasar después del 22 de octubre”, señaló Bullrich al posicionar al ministro-candidato como principal responsable de la crisis.
Milei se sumó a las críticas de la dirigente conservadora. “El Gobierno kirchnerista de Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa debe hacerse cargo del descalabro económico que han producido. Emitir a mansalva para financiar un gasto público exorbitante con el que los Insaurralde [en referencia a un alto cargo kirchnerista que dimitió tras unas vacaciones de lujo] de la vida pagan su vida de monarcas tiene consecuencias y las estamos pagando todos los argentinos de bien”, dijo Milei a través de las redes sociales.
Milei mantiene firme su decisión de dolarizar la economía argentina para así “exterminar la inflación”, aun cuando su propio equipo no se pone de acuerdo sobre la viabilidad de llevar a cabo este plan en un país sin dólares en el banco central ni crédito en los mercados internacionales.
Aunque la cotización oficial sigue fija en 365 pesos por dólar desde agosto, el Gobierno devaluó a primera hora del martes en varias cotizaciones paralelas para reducir la demanda. No funcionó: los tipos de cambio con menor intervención oficial continuaron su escalada. Por la tarde, el ministro Massa intentó buscar culpas fuera. Acusó a “cuatro o cinco pícaros” de estar detrás de la corrida cambiaria de los últimos días y aseguró que, gane o pierda la elección, se ocupará de que sean perseguidos penalmente y vayan a prisión. Su promesa fue recibida con escaso entusiasmo por una ciudadanía que pide respuestas para no despertar cada día más pobre.
Fuente: El País