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Redacción Sufragio
En un emocionante hito para la exploración espacial, Rusia ha lanzado con éxito el cohete portador Soyuz 2.1b, con destino al polo sur de la Luna, transportando el módulo de aterrizaje automático Luna-25. Este evento marca el primer paso crucial en la ambiciosa agenda espacial rusa y pone de manifiesto su determinación de establecer presencia humana en el satélite natural de la Tierra.
La misión lunar Luna-25 es parte integral de la visión estratégica de Rusia para la colonización lunar. Dividido en tres fases distintivas, el programa lunar ruso ha trazado una hoja de ruta exhaustiva para lograr este objetivo monumental.
En la fase de Reconocimiento (2021-2025), se realizará un minucioso estudio de la Luna a través de estaciones automáticas. El objetivo es elegir un sitio adecuado para el asentamiento humano. Al mismo tiempo, se pondrá en marcha la construcción del módulo base de la estación cercana a la Luna. Además, se llevarán a cabo pruebas cruciales, incluido el vuelo de una nave espacial tripulada y sobrevuelos no tripulados de la Luna. Esta fase también marcará el inicio de la construcción del poderoso cohete superpesado Yeniséi, destinado a vuelos tripulados a la Luna en la siguiente etapa.
La fase Avanzada (2025-2035) traerá consigo misiones tripuladas a la órbita lunar, preparando el terreno para futuros alunizajes. Los ensayos y la preparación serán clave, mientras se diseñan y prueban los medios de acceso a la superficie lunar. Los cosmonautas realizarán alunizajes de 15 días para establecer los primeros elementos de una base lunar. Este período crucial sentará las bases para una presencia humana sostenida en la Luna.
La fase final, la Base (posterior a 2035), será el epítome de los esfuerzos rusos. Está prevista la creación de un polígono lunar con infraestructura básica, y se llevarán a cabo misiones tripuladas de corta duración para el mantenimiento y expansión de la base. El objetivo final es establecer una base lunar completa con todos los elementos esenciales necesarios para la vida humana.
Además, la corporación estatal rusa Roscosmos tiene planes para misiones adicionales. En 2027, se lanzará la misión Luna-26, que establecerá una estación orbital para investigar y mapear la superficie lunar con detalle. Las misiones posteriores, Luna-27 y Luna-28, programadas después de 2030, profundizarán aún más en el estudio del terreno lunar.
Es importante destacar que el lanzamiento de Luna-25 marca el regreso de Rusia a la Luna después de décadas. La última misión lunar de la URSS fue la sonda Luna-24 en 1976. Aunque Estados Unidos ganó la carrera espacial al alunizar primero en 1969, la Unión Soviética dejó un legado duradero al allanar el camino hacia el espacio. Desde llevar módulos de exploración lunar en 1959 hasta obtener imágenes del lado oscuro de la Luna en el mismo año, y lanzar sondas con muestras del suelo lunar y vehículos de superficie, la URSS dejó una huella imborrable en la exploración espacial.
La misión Luna-25, cuyo lanzamiento ha sido realizado desde el cosmódromo Vostochni en el Lejano Oriente de Rusia, tiene un objetivo crucial. Se propone verificar la presencia de agua congelada en la superficie lunar, un recurso esencial para futuras misiones y asentamientos humanos. El módulo está programado para alunizar cerca del polo sur lunar el 21 de agosto, un paso más hacia el futuro emocionante que Rusia está construyendo en el cosmos.