Argentina
Redacción Sufragio
En un escenario político marcado por la determinación de poner fin al dominio del kirchnerismo en Argentina, dos figuras opositoras destacan con un objetivo compartido: Javier Milei, líder de La Libertad Avanza, y Patricia Bullrich, representante de la alianza Juntos por el Cambio. A pesar de sus diferencias ideológicas - el ultraderechista Milei y la conservadora Bullrich - ambos coinciden en su crítica implacable al movimiento político que ha gobernado el país durante las últimas dos décadas y que ahora se encuentra en una situación de debilidad sin precedentes.
Los acontecimientos recientes del maratón electoral de 2023 han debilitado al oficialismo de manera notable. Perdiendo el control de provincias que alguna vez fueron bastiones históricos, el partido en el poder se vio relegado al tercer lugar en las primarias de agosto, con solo un 27% de los votos. Detrás de Milei y su partido La Libertad Avanza, así como de la alianza Juntos por el Cambio liderada por Bullrich.
La derrota en las primarias podría tener implicaciones significativas en las elecciones generales de octubre. De repetirse el resultado, el actual ministro de Economía y candidato oficialista, Sergio Massa, quedaría fuera de una posible segunda vuelta, y el kirchnerismo se vería relegado a la oposición. Esta derrota, comparada incluso con la sufrida por el conservador Mauricio Macri en 2015, cuando asumió el poder después de Cristina Kirchner, podría tener consecuencias más profundas dadas las difíciles circunstancias económicas actuales.
A diferencia de la situación que enfrentó Macri en 2015, quien heredó una economía en recesión pero aún recordaba los años del peronismo kirchnerista con cierta nostalgia, el escenario actual es más sombrío. Con una inflación desbordada superando el 113%, un 40% de la población en la pobreza, desequilibrios fiscales y comerciales, y las reservas del banco central en terreno negativo, el rol de la oposición se presenta mucho más desafiante. El kirchnerismo, que una vez dejó "la heladera llena" en términos económicos, ahora deja una "heladera vacía".
El auge inicial del kirchnerismo surgió como respuesta a la crisis financiera del corralito en 2001-2002. Desde entonces, la figura de Néstor Kirchner emergió como líder y construyó un poder propio, a pesar de las dificultades económicas y sociales. Durante su mandato, la economía creció gracias al aumento de los precios internacionales de los alimentos y a una moneda devaluada. Además, Kirchner promovió los juicios por crímenes de lesa humanidad y avanzó en políticas progresistas, como el matrimonio igualitario y la identidad de género.
Sin embargo, con el tiempo, el kirchnerismo comenzó a mostrar desgaste. La crisis del campo en 2009, junto con la ralentización económica y el aumento de la inflación, erosionó su popularidad. A pesar de eso, el movimiento logró reinventarse y regresó al poder en 2019, esta vez bajo el liderazgo de Alberto Fernández y Cristina Kirchner como vicepresidenta.
Las elecciones de 2023 han puesto en evidencia la disminución del apoyo al kirchnerismo, que ha perdido cerca de la mitad de sus votos desde 2019. A pesar de esto, aún mantiene cierto apoyo en provincias clave como Buenos Aires. Mientras que el kirchnerismo lucha por mantener su posición, la oposición ve una oportunidad para arrebatarle ese refugio.
En esta contienda política, los lemas de campaña reflejan las aspiraciones de cada bando. Mientras los carteles electorales del kirchnerismo proclaman "Ni para atrás ni a la derecha. Derecho al futuro", la oposición busca convencer a los votantes de la necesidad de un cambio hacia la derecha.
A pesar de las tensiones y la incertidumbre, los actores políticos se preparan para la decisión final que recaerá en las urnas. Las elecciones de octubre determinarán el rumbo político que tomará Argentina y el destino del kirchnerismo, que se encuentra en un momento de desafío y transición histórica.