Argentina
Redacción Sufragio
El inesperado ascenso del candidato ultraconservador, Javier Milei, en las elecciones primarias de Argentina ha desatado un frenesí mediático. Tras su victoria el pasado domingo, ha intensificado su presencia en los platós de televisión, pero no solo para exponer su enfoque económico libertario. Milei ha decidido abrir un nuevo frente controvertido al lanzar un ataque directo contra la ciencia.
En sus declaraciones más recientes, el economista ha anunciado su intención de eliminar el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, así como privatizar el renombrado organismo de investigación científica del país, el Conicet. En entrevistas televisivas, Milei ha defendido su postura con una perspectiva radical, afirmando que los científicos deberían buscar financiamiento en el sector privado y demostrar su valía al servicio de la sociedad.
Esta propuesta ha generado una intensa reacción por parte de la comunidad científica argentina. Los expertos han calificado la idea de "ridícula" e indicativa de una profunda "ignorancia". Argumentan que el papel del Conicet es esencial para el avance de la ciencia y la tecnología en el país. Además, han destacado que el organismo no solo nutre a universidades y centros de investigación, sino que también ha contribuido al desarrollo tecnológico en empresas líderes.
Ana Franchi, directora del Conicet, ha subrayado que la ciencia y la tecnología son fundamentales para el progreso del país en el siglo XXI. Ha resaltado los logros significativos que han surgido de la inversión en investigación, como semillas resistentes a la sequía y productos cruciales durante la pandemia, como barbijos (mascarillas). Franchi también ha señalado que esta inversión ha llevado a empresas argentinas a cotizar en mercados internacionales.
El actual ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, ha respaldado firmemente el trabajo del Conicet y ha señalado que retroceder en estas áreas resultaría en una pérdida significativa para el país. Ha citado datos de la OCDE que demuestran que los países más desarrollados e integrados socialmente son aquellos que invierten más en ciencia e innovación.
La historia de la inversión en ciencia y tecnología en Argentina ha sido fluctuante a lo largo de los años. Desde reducciones presupuestarias en la década de los noventa hasta un mayor enfoque en la investigación durante el kirchnerismo, el país ha experimentado altibajos en su compromiso con la investigación científica. A pesar de estos desafíos, la comunidad científica ha demostrado su capacidad para lograr avances notables con recursos limitados, como lo demuestra la extensa lista de contribuciones que los investigadores argentinos han logrado con una inversión relativamente modesta.
En este contexto, expertos como Alberto Kornblihtt y Diego Golombek han expresado su preocupación por la retórica de Milei. Kornblihtt destacó los logros tangibles de la ciencia argentina y rechazó la noción de que cerrar el Conicet o votar por la ultraderecha resolvería los desafíos sociales del país. Golombek resaltó la importancia del sistema científico para abordar problemas cruciales como el Mal de Chagas y la contaminación de los ríos, y subrayó la necesidad de una relación sólida entre la investigación y el sector productivo.
En última instancia, la controversia generada por las declaraciones de Milei resalta la interdependencia entre la ciencia, la tecnología y el desarrollo nacional. Mientras Argentina se prepara para las elecciones generales de octubre y la elección de su próximo presidente, las posturas sobre el papel de la ciencia en el país seguramente continuarán siendo un tema crucial en el debate público y político.