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Colombia
Redacción Sufragio
La presente semana fue testigo de un sorprendente episodio protagonizado por la congresista y senadora Isabel Zuleta, quien hizo eco de una comparación singular entre su labor y la de los futbolistas, con el singular propósito de justificar su salario de dimensiones altas.
"Yo he visto aquí en el Congreso el esfuerzo, la dedicación. Yo misma he pasado noches enteras leyendo”, afirmó desde su curul la otrora activista de derechos humanos y defensora de los desposeídos, orgullosa de su cheque mensual de 43 millones de pesos.
Este salario mensual, que supera en más de treinta veces el ingreso de un ciudadano colombiano que percibe el salario mínimo, suscita una reflexión profunda. Paradójicamente, antes de acceder a los cómodos asientos del Capitolio Nacional, Zuleta condenaba enérgicamente esta disparidad, calificándola de absurda, mientras muchos conciudadanos carecían de lo esencial.
La senadora argumentó desde su escaño, aseverando: "¿Por qué no se cuestiona el elevado salario de un futbolista? Porque el pueblo, que se distingue de los medios de comunicación, reconoce el esfuerzo. Aquí en el Congreso, he atestiguado el empeño y la dedicación. Yo misma he invertido noches enteras en lecturas". Esta declaración emerge de alguien que en un pasado se distinguió como activista de los derechos humanos y defensora de los marginados, y que ahora luce orgullosa su remuneración mensual de 43 millones de pesos.
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