Internacional
El gobierno panameño ha reportado una cifra récord de migrantes que han cruzado la selva del Darién, en la frontera entre Panamá y Colombia, durante este año. Hasta el 30 de julio, un asombroso total de 248,901 personas han realizado este peligroso viaje en busca de una vida mejor en Estados Unidos, superando los índices de todo el año anterior.
La región, con 266 kilómetros de longitud y 575 mil hectáreas de superficie, representa un verdadero desafío para los migrantes, quienes se enfrentan a una travesía repleta de animales salvajes, ríos caudalosos y organizaciones criminales que buscan aprovecharse de ellos.
María Isabel Saravia, subdirectora nacional de Migración de Panamá, reveló que más de la mitad de los migrantes son de nacionalidad venezolana, seguidos por ecuatorianos, haitianos, chinos y cameruneses. Además, un preocupante 21% son menores, con niños de tan solo cinco años o menos.
El riesgo y la incertidumbre de esta travesía son evidentes, y las consecuencias son devastadoras. Las autoridades desconocen el número exacto de fallecidos debido a la falta de denuncias y el abandono de los cuerpos, que a veces son devorados por animales salvajes. Durante el año pasado, al menos 52 personas perdieron la vida en esta selva inhóspita, según datos oficiales.
La directora de la Federación Internacional de la Cruz Roja, Martha Keays, ha señalado que los migrantes llegan a su destino en condiciones precarias, con heridas, deshidratación, reacciones alérgicas severas y complicaciones de salud que se agravan a lo largo de los miles de kilómetros que aún les quedan por recorrer.
La migración hacia EEUU
En otro contexto, la situación de los migrantes en el centro de Nueva York ha alcanzado un punto crítico. El Hotel Roosevelt, que sirve como albergue y centro de procesamiento de solicitantes de asilo, ha superado su capacidad, lo que ha llevado a que numerosas personas se vean obligadas a dormir en las calles. La ciudad, que se considera un santuario para los migrantes, ha recibido un flujo constante de personas expulsadas de estados fronterizos encabezados por gobiernos republicanos.
El alcalde de Nueva York, Eric Adams, ha reconocido que la situación empeorará a medida que lleguen más personas a la ciudad. Con la obligación legal de brindar alojamiento a los solicitantes de asilo, la ciudad está lidiando con un aumento significativo en el número de personas sin hogar. Se estima que actualmente hay alrededor de 50,000 migrantes en albergues, y desde la primavera han llegado más de 93,000.
Las propuestas para mejorar la situación incluyen ofrecer condiciones adecuadas para que los migrantes puedan residir y trabajar regularmente en el campo y la industria alimentaria, lo que les permitiría integrarse mejor a la comunidad.
En respuesta a la situación, algunos gobernadores republicanos de otros estados han enviado tropas de la Guardia Nacional para apoyar las operaciones en Texas, donde también se ha visto un aumento en la llegada de migrantes.
Por último, un incidente preocupante ocurrió en Carolina del Norte, donde un conductor arrolló a seis trabajadores migrantes con una camioneta en un estacionamiento de Walmart. Las víctimas, que esperaban el autobús para dirigirse al campo de cultivo donde trabajan, resultaron heridas pero afortunadamente fueron dadas de alta del hospital. Las cámaras de seguridad revelaron que el conductor embistió deliberadamente a los trabajadores.
La situación migratoria en la región continúa siendo un desafío humanitario de gran envergadura, con miles de personas arriesgando sus vidas en búsqueda de mejores oportunidades y condiciones de vida.
Fuente: La Jornada, Agencias