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El priismo se mantiene con el oxígeno que le dio la victoria de Manolo Jiménez de cara a la elección presidencial de 2024, convirtiendo a Coahuila en su último bastión, donde se conjugaron los errores de Morena y los aciertos de Va por México para lograr la hazaña.
El resultado a favor del PRI y la Alianza Ciudadana por la Seguridad, integrada por el PAN y el PRD fue consecuencia de un proceso electoral en que desde el inicio fue favorito en las encuestas y la división en la izquierda.
Entre los aciertos de la campaña de Manolo Jiménez se encuentra el hecho de que Guillermo Anaya, el panista derrotado hace seis años por el todavía gobernador Miguel Riquelme, se convirtió en coordinador de campaña del candidato, un claro ejemplo de una suma real entre las fuerzas partidistas, sin simulaciones, sin traiciones y sin brazos caídos.
En Coahuila hubo fragmentación del voto y compitieron cuatro candidatos. Esos cuatro candidatos, porque Ricardo Mejía Berdeja y Lenin Pérez fueron dejados a su suerte en pleno cierre de campañas por el PT y el Verde, ante la advertencia de Mario Delgado de que apoyaban en Coahuila o no habría alianza con Morena en la presidencial.
Ya no sabemos si son candidatos”, ironizaba Manolo Jiménez antes de la veda electoral, en referencia al rompimiento expresado por sus contrincantes Mejía Berdeja y Lenin Pérez, con los partidos que primero los postularon, pero de último momento sus dirigentes nacionales optaron por la fotografía y la paz con Morena y de saliva expresaron su apoyo a Armando Guadiana.
También jugó el factor Riquelme, el gobernador que hace seis años llegó en una cerradísima contienda y fue acusado de fraude por el PAN que ahora fue aliado del PRI. Riquelme es quizá el último de los mohicanos, un gobernador repudiado por el morenismo y el gobierno de la Cuarta Transformación, que no ha recibido ninguna invitación para convertirse en embajador y se ve más cercano a la suerte que corrió el duranguense José Rosas Aispuro, vinculado a proceso legal por irregularidades en su administración, donde su sucesor fue también un priista, el penúltimo.
Manolo Jiménez ha sido señalado como un político cercano a los Moreira. Y es que el surgimiento y despegue de su carrera política se dio cuando los hermanos gobernaron la entidad.
El saltillense fue el coordinador juvenil de la campaña electoral a diputado federal de Rubén Moreira en 2009 y dos años después se convirtió en diputado local, cuando el hoy dirigente priísta era candidato a la gubernatura.
Corría el último año del gobierno del segundo hermano Moreira, cuando Manolo Jiménez fue designado en 2017, como candidato a la alcaldía de Saltillo. Pero Manolo Jiménez se ha deslindado de los Moreira en actos públicos e incluso lo hizo en el debate con Guadiana, Mejía Berdeja y Lenin Pérez el 16 de abril.
Fuente: Milenio