Por Jorge Oropeza
El Gobierno de izquierda que encabezará en Oaxaca el ingeniero Salomón Jara Cruz deberá necesariamente ponderar en la máxima escala, y con una mirada transversal, el combate a la corrupción. No solamente como eje de las decisiones públicas, sino como la directriz marcada desde el espíritu de la Cuarta Transformación. Para ello se requiere repensar 5 elementos que podrían sostener la ejecución de políticas efectivas y asertivas.
Primeramente, la austeridad. Es apremiante para alinear la mística del ejercicio del poder estatal al del Presidente López Obrador contar con acciones de reducción presupuestaria y de estructuras administrativas, así como con reasignaciones de partidas y, en general, una reingeniería en la hacienda pública que sea atada desde una Ley de Austeridad que debe integrarse sin excusa alguna al paquete de reformas 4T que ya se prepara en el Congreso para este cambio que se viene.
Renovar y fortalecer el Sistema Estatal de Combate a la Corrupción ya existente, es el segundo axioma. Si bien, el actual sistema está alineado a una legislación general y no es posible eliminarlo de un plumazo, debe darse un golpe en la mesa y provocar un recambio en posiciones para que las presidencias de las 7 instituciones participantes sean afines al espíritu de la Cuarta Transformación. Asimismo, se deben instrumentar inmediatamente los nombramientos pendientes como el del titular del Órgano Superior de Fiscalización, las dos sillas vacantes a partir de 2023 en el Comité de Participación Ciudadana y por supuesto la posición de gabinete en la Contraloría estatal.
Justamente, un tercer elemento a considerar es el empoderamiento de la Secretaría de la Contraloría que será la voz del Gobernador en el Comité Coordinador del sistema local anticorrupción y deberá funcionar como una poderosa fuerza inercial para encadenar las acciones de combate a la corrupción en el estado. Por lo anterior, éste se vuelve uno de los nombramientos más importantes del próximo gabinete en donde se debe observar perfil, trayectoria y lealtad al movimiento. De aquí además saldrán las primeras denuncias penales y se solventarán expedientes para dar señales de poder y de cambio con sanciones ejemplares a la corrupción del actual sexenio muratista.
La participación ciudadana y popular es fundamental en esta lógica transformadora. La consolidación de consultas públicas sobre temas estatales, incentivar observatorios ciudadanos encabezados por Organizaciones de la Sociedad Civil y transitar a esquemas de Gobierno Digital y de proximidad territorial directa para la activación del pueblo en el ejercicio de Gobierno serán claves.
Finalmente, un quinto punto indisoluble en esta reflexión está en los municipios y su reconexión con la honestidad pública. El Poder Ejecutivo estatal, a través de las contralorías sociales, los órganos internos de control y de nuevas dinámicas de presupuesto participativo o acciones de coordinación instrumentadas con las delegaciones de Gobierno tendrá que motivar en las autoridades municipales su inserción en las dinámicas anticorrupción de la Cuarta Transformación en Oaxaca.
Los retos son grandes pero posibles en un contexto nacional consolidado en la figura del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
*Presidente del Colegio de Profesionistas
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