Internacional
A tres días del
plebiscito sobre una nueva Constitución en Chile, las encuestas apuntan a un
fracaso de la propuesta para reemplazar la Carta Magna heredada de la dictadura
de Augusto Pinochet por una que establece mayores derechos sociales.
Todos los sondeos coinciden en ubicar la opción “rechazo”
al frente de la intención de voto para el 4 de septiembre, con porcentajes que
llegan al 56% y una distancia del “apruebo” de entre 4 y 12 puntos, en un
plebiscito que tiene lugar tres años después de que estallaran las mayores
protestas sociales en décadas en el país.
Pero las encuestas muestran también un amplio porcentaje de
indecisos (del 10 al 15%), y en las calles hay una marcada movilización
ciudadana en favor del “apruebo” al texto escrito por una Convención Constituyente
elegida por votación popular, con paridad de género y escaños reservados a
indígenas.
“Yo voto rechazo principalmente porque la idea de gestar
(la nueva Constitución) nació en un momento de mucha crisis en nuestro país; no
fue una decisión tomada con objetividad”, dice Luz Galarce, educadora de
párvulos.
“Creo que con la forma en que la gente se manifestó
mostramos el lado más oscuro de los chilenos: destruir por destruir”, agrega
esta mujer de 53 años residente en el centro de Santiago, epicentro de las
protestas del 2019 que llevaron al acuerdo político que abrió la vía a un
posible cambio constitucional.
Pero Esteban Córdoba, un artista visual de 40 años, está a
favor del nuevo texto, que a su juicio “abre una ventana, todavía no una
puerta, para que nos convirtamos en una nación desarrollada”.
“Toda Constitución debe renovarse cuando hay una necesidad
de transformación en un país”, afirma.
“El evento más probable es que gane el rechazo y la
diferencia de ese resultado depende de cuánta gente vota y de quiénes votan”,
explica a la AFP Marcelo Mella, politólogo de la Universidad de Santiago.
Más de 15 millones de chilenos están habilitados a ir a las
urnas el próximo domingo, en la primera convocatoria desde 2012 en que el voto
será obligatorio y con pena de multa de no concurrir.
Según el académico, el avance del “rechazo” al nuevo texto
constitucional se debe fundamentalmente a “problemas en ciertos contenidos”
sobre la organización del Estado, y no tanto por el catálogo de derechos que
establece, “en el que hay coincidencia de que hay un salto adelante”.
El acuerdo político para la redacción de una nueva
Constitución establece que en caso de rechazo del texto, seguirá rigiendo la
Carta Magna actual, redactada durante la dictadura de Pinochet (1973-1990),
pero reformada decenas de veces tras el retorno a la democracia.
Fuente: Tribuna