Columnas
“Mientras ustedes piensan en votos, nosotras en derechos” Edurne Ochoa
Las mujeres nos hemos convertido en actoras clave en los procesos electorales y la vida pública del Continente Americano y el Caribe.
No solo porque constituimos por lo menos el 50% del padrón electoral, también porque estamos siendo la exigencia & resistencia en las calles, las redes sociales, los parlamentos, y todos los espacios públicos donde existen voces comprometidas con los derechos humanos de las niñas, jóvenes y mujeres.
Sumado a esto, tenemos al bloque feminista que avanza por América Latina, que tiene más visibilidad que nunca, gracias a la agenda que encabeza y el poder de las redes sociales que nos conecta y hermana día con día.
Bien dice Jane Jaquette “La creciente participación y representación de las mujeres en la política es uno de los desarrollos más notables de fines del siglo veinte”
Sin embargo, los partidos políticos, estrategas, asesores y medios de comunicación siguen sin entender la agenda que buscamos, trabajamos y encabezamos.
Las mujeres vivimos diferentes realidades, Interseccionalidades, discriminaciones, opresiones y desigualdades por factores como la etnia, raza, lengua, cultura, identidad, etc. Aún así, estamos uniéndonos y volviéndonos sujetas políticamente más activas, sin importar la clase, puesto, territorio, ideología, condición o espacio de incidencia que ocupamos.
Porque hay comunes denominadores que nos unen: No más violencia hacia las mujeres, no más desigualdad, no más orfandad institucional, no más falta de justicia, no más simulación.
Las movilizaciones y apropiación de los espacios públicos son un fenómeno que si bien no es nuevo - para aquellos que dicen que no son las formas- si está marcando la agenda mediática en Latinoamérica porque hemos decidido romper el silencio y apropiarnos de nuestra voz pública y consignas.
Y es que sabemos que cuando las mujeres nos unimos en una misma voz, sin filias ni fobias, las revoluciones comienzan a suceder. Solo falta entender y conocer la historia del feminismo, el único movimiento social y político vivo de más de 300 años.
Por eso la resistencia e intentos de retroceso a favor de los derechos conquistados.
¿Cómo entender que por violación sexual se obligue a las niñas y mujeres en Honduras a parir? ¿Cómo no estar indignadas cuando en México asesinan diariamente a 11 mujeres: Feminicidios? ¿Cómo construir democracia cuando en la mayoría de los países de la región siguen peleando por las cuotas en política para mujeres?
¿Cómo sentirse representada si el odio inunda las redes sociales porque una mujer afro colombiana asumirá la Vicepresidencia? ¿Cómo creer que existe voluntad política cuando ningún país destina ni el 5% de su presupuesto total a acciones encaminadas a favor de los mecanismos para el adelanto de las mujeres?
Estos son solo algunos ejemplos a los que diariamente nos enfrentamos por exigir nuestros derechos. Podría sonar trillado, pero hay que seguir recordándoles que “los derechos humanos, son derechos de las mujeres”.
No olvidemos que fue en la Convención de Viena en 1993, que la ONU reconoció en el derecho internacional a las mujeres como “humanas”. De esto han pasado 29 años y millones de mujeres siguen sin conocer sus derechos.
Nadie exige lo que no conoce.
Seguimos viendo “tarjetas rosa” “moños naranja el día 25” “felicitaciones el 8 de Marzo” pero de acciones sustantivas y presupuestos etiquetados con perspectiva de género, DDHH & feminista poco.
Por eso, mientras el voto sea asistencialista dirigido a las “jefas de familia” precarizadas como si no existieran más grupos poblacionales y objetivo - nuestra región no obtendrá el voto de las mujeres que siguen sin presentarse a la urna - porque nadie les está hablando, porque no las escuchan, porque la visión androcentrista en la comunicación política sigue considerando al varón como medida universal.
Por eso seguiré invitando a mis colegas y haciendo activismo por los derechos políticos y electorales de las mujeres.
Sin nosotras, no hay democracia. #MiPartidoSonLasMujeres.